"I Knew I Had to Give Him the Talk" (en español) | Facing History & Ourselves
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"I Knew I Had to Give Him the Talk" (en español)

Mamie Till-Mobley shares an account of "the talk" she had with her son Emmett Till shortly before he journeyed from Chicago to Mississippi in 1955. This resource is in Spanish.
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This resource is intended for educators in the United States who are applying Spanish-language resources in the classroom.

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Language

Spanish
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English — US

Asunto

  • History
  • Social Studies
  • Racism

“Sabía que debíamos tener esa charla”

La familia de Mamie Till-Mobley huyó de Misisipi a Chicago cuando ella era una niña, en la década de los veinte. En el verano de 1955, su hijo Emmett viajó de Chicago a Misisipi para visitar a su tío y sus primos. Antes de irse, Mamie Till-Mobley le dio “la charla”. A continuación, nos describe la conversación:

Nunca tuve motivo para sentir tanta ansiedad por él, por su seguridad en Argo, [Illinois] y en Chicago, como en este viaje a Misisipi. Aunque sabía que estaría con otras personas que sabían cómo funcionaban las cosas para los negros en el Sur, no podía dejar nada al azar. Sabía que debíamos tener esa charla. Era la charla que todos los padres negros tenían con sus hijos enviados al Sur en aquella época.

Él debía entender que no estaría en Chicago y que debía actuar de manera diferente… Chicago y Misisipi eran lugares diferentes, y las personas blancas del Sur podían ser muy malos con los negros, incluso con los niños negros. No inicies ninguna conversación con las personas blancas. Solo puedes hablar con ellos si te hablan primero. ¿Y cómo debes responder? 

“Sí, señor”, “Sí, señora”. “No, señor”, “No, señora”. Debes poner atención a las respuestas No puedes decir solamente “sí” y “no”, o “nah” Nunca hagas eso. Si vas por la calle y una mujer blanca camina hacia ti, bájate de la acera y baja la cabeza. No la mires a los ojos. Espera a que pase, sube a la acera y sigue adelante sin mirar atrás…

“Si tienes que humillarte”, le dije, “Hazlo. Incluso arrodíllate, si es necesario”.

Todo aquello le pareció increíble. “Mamá”, me dijo, “No puede ser tan malo”.

“Cariño, es peor que eso” le dije…

Emmett debió olvidar todas las creencias que tuvo durante toda su vida mientras se preparaba para el viaje. Él había desarrollado un sentido de dignidad, orgullo, confianza y seguridad en sí mismo… Por eso le advertí sobre las costumbres del Sur. Mientras repasábamos todo, algo curioso me pasó por la mente: era la primera vez que hablaba de temas raciales con Emmett. Le di instrucciones muy claras sobre cómo evitar problemas, pero, antes de esto, nunca hubo ningún motivo para que surgiera el tema racial de alguna manera. Me pregunté si hice lo suficiente para compensar todo lo que nunca había tenido que hacer antes. Después de todo, ¿cómo dar un curso intensivo de odio a un chico que solo conoció el amor?  1

  • 1Mamie Till-Mobley y Christopher Benson, Death of Innocence: The Story of the Hate Crime That Changed America (Nueva York: One World, 2003), págs. 100–102.

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— Gabriela Calderon-Espinal, Bay Shore, NY