The Bear That Wasn't (en español) | Facing History & Ourselves
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The Bear That Wasn't (en español)

Explore identity, conformity, and authority with this modern fable about a bear forced to navigate society's perception of who he is. This resource is in Spanish.  
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This resource is intended for educators in the United States who are applying Spanish-language resources in the classroom.

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Language

Spanish
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English — US

Asunto

  • Civics & Citizenship
  • Human & Civil Rights
  • The Holocaust

The Bear That Wasn't

This clip is a video adaptation of the illustrated book, The Bear That Wasn’t.

El oso que no lo era

No existen dos personas exactamente iguales. Cada uno de nosotros es un individuo con talentos, intereses y valores únicos. A menudo, los demás no reconocen qué nos hace diferentes unos de otros y, en lugar de eso, nos colocan etiquetas que pueden diferir de lo que elegimos para nosotros mismos. A veces, las etiquetas que otros nos colocan influyen en la forma en que pensamos sobre nuestra propia identidad. En el libro El oso que no lo era, el autor Frank Tashlin utiliza palabras e ilustraciones para describir ese proceso.

Érase una vez, para ser precisos un martes, un oso que estaba parado en el lindero de un gran bosque mirando hacia el cielo. Allá, muy alto, vio una bandada de gansos salvajes que volaban hacia el sur...

Sabía que cuando los gansos volaban hacia el sur y cuando las hojas caían de los árboles, el invierno no tardaba en llegar. Pronto la nieve cubriría el bosque. Era hora de buscar una cueva en la cual invernar.

Y eso fue, precisamente, lo que hizo.

Credit:
Frank Tashlin

Poco tiempo después, para ser más precisos un miércoles, llegaron unos hombres... muchos
hombres con excavadoras, sierras, tractores y hachas...

Trabajaron, trabajaron y trabajaron hasta construir una gran, inmensa, colosal fábrica JUSTO
ENCIMA de la cueva en la que dormía el oso.

La fábrica funcionó durante todo el largo y frío invierno.

Y entonces volvió la PRIMAVERA.

Allá, muy hondo, debajo de uno de los edificios de la fábrica, el oso se despertó. Parpadeó
y bostezó...

Subió las escaleras hasta la entrada y salió, donde brillaba un sol primaveral. Tenía los ojos
medio abiertos y seguía con sueño.

Pero no estuvo con los ojos medio abiertos por mucho tiempo. De repente SE ABRIERON de par
en par. Miró fijamente lo que tenía delante. ¿Dónde estaba el bosque? ¿Dónde estaba el césped?
¿Dónde estaban los árboles? ¿Dónde estaban las flores?

¿QUÉ HABÍA PASADO?

¿Dónde estaba él? Todo le parecía raro. No sabía dónde estaba...

En ese mismo instante salió un hombre por una puerta.

Credit:
Frank Tashlin

— ¡Eh, tú, ponte a trabajar! — Le gritó—. Soy el Capataz y como no me hagas caso te
voy a denunciar.

—Yo no trabajo aquí —dijo el oso—. Yo soy un oso.

El Capataz soltó una carcajada. — Esa sí que es una buena excusa para no trabajar.

¡Decir que es un oso! —

— Pero es que soy un oso — dijo el oso.

El Capataz dejó de reírse. Estaba muy enfadado.

— No intentes engañarme —le dijo—. —Tú no eres un oso. Eres un hombre, tonto,
sin afeitar y con un abrigo de pieles. Te voy a llevar al despacho del Gerente—.

Credit:
Frank Tashlin

El Gerente también estaba muy enfadado. Le dijo, — Tú no eres un oso. Eres un hombre,
tonto, sin afeitar y con un abrigo de pieles. Te voy a llevar ante el Tercer Vicepresidente—.

El oso dijo, — Cuanto siento que me digas eso. . . Verás, es que yo soy un oso—.

Credit:
Frank Tashlin

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

El Segundo Vicepresidente estaba más que enfadado. Estaba furioso...

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

Y el oso suplicó: — Pero mira, todo esto es un terrible error. Que yo recuerde, he sido un oso
toda la vida—.

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

— Escúchame — le dijo el oso al Presidente. —Yo no trabajo aquí. Soy un oso y por favor te
ruego que no me digas que soy un hombre, tonto, sin afeitar y con un abrigo de pieles, porque
ya me lo han dicho el Primero, el Segundo y el Tercer Vicepresidente, así como el Gerente, y
el Capataz—.

— Te agradezco que me hagas la advertencia — dijo el Presidente —, y no te lo diré, porque eso
es, precisamente, lo que pienso que eres tú.

— Soy un oso —dijo el oso.

El Presidente sonrió y dijo: — No puedes ser un oso. Los osos solo están en los zoológicos o en el
circo. Nunca están en una fábrica y tú lo estás; estás en una fábrica. Por lo tanto, ¿cómo puedes
ser un oso? —

— Pero soy un oso — dijo el oso.

El Presidente dijo: — No solo eres un hombre, tonto, sin afeitar y con un abrigo de pieles,
sino que además eres muy testarudo. Te voy a demostrar, de una vez por todas, que tú no
eres un oso—.

— Pero soy un oso — dijo el oso.

Y ASÍ SE SUBIERON TODOS AL AUTOMÓVIL DEL PRESIDENTE Y SALIERON CAMINO
AL ZOOLÓGICO.

— ¿Es él un oso? — preguntó el Presidente a los osos del zoológico. Los osos del zoológico
contestaron: — No, no lo es, porque si fuese un oso no estaría fuera de la jaula con usted,
sino dentro con nosotros—.

— Pero soy un oso — dijo el oso.

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

...Y TODOS SE FUERON DEL ZOOLÓGICO Y SE DIRIGIERON AL CIRCO MAS CERCANO QUE ESTABA
A MAS DE SEISCIENTAS MILLAS.

— ¿Es él un oso? — preguntó el Presidente a los osos del circo. — ¡Qué va a ser un oso! —
contestaron los osos del circo—; si fuese un oso no estaría sentado en las sillas con ustedes,
sino que llevaría, como nosotros, un sombrerito con una cinta a rayas, un globo en la mano
y montaría en una bicicleta—.

— Pero soy un oso — dijo el oso.

...Salieron del circo y regresaron a la fábrica.

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

Así que cogieron al oso y lo pusieron a trabajar en una máquina muy grande con un montón
de hombres. El oso trabajó meses y meses en aquella gran máquina.

Un día, mucho tiempo después, la fábrica tuvo que cerrar, despidieron a los obreros y estos
volvieron a sus casas. El oso los seguía de lejos. Estaba solo y no tenía a dónde ir.

Mientras iba caminando se le ocurrió mirar al cielo. Allá, muy alto, vio una bandada de gansos
salvajes que volaban hacia el sur. . .

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

El oso sabía que cuando los gansos volaban hacia el sur y cuando las hojas caían de los árboles,
el invierno no tardaba en llegar. La nieve cubriría el bosque. Era hora de buscar una cueva en la
cual invernar.

Y caminó hasta un árbol enorme bajo cuyas raíces había una cueva oculta. Cuando estaba
a punto de entrar se paró y dijo: — Pero NO puedo entrar en la cueva para invernar. NO soy
un oso. Soy un hombre, tonto, sin afeitar y con un abrigo de pieles.

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

Y así llegó el invierno y empezó a nevar. La nieve cubrió el bosque y también le cubrió a él.
Estaba sentado, tiritando de frío, y se dijo: — ¡Ojalá fuera un oso! —

Cuanto más tiempo seguía sentado, más frío tenía. Se le helaban los dedos de los pies y las orejas y le castañeaban los dientes. De la nariz y la barbilla le colgaban carámbanos de hielo.
Le habían dicho tantas veces que era un hombre, tonto, sin afeitar y con un abrigo de pieles,
que se había convencido de que debía ser verdad.

Así que se quedó allí sentado, porque no sabía qué haría un hombre tonto, sin afeitar y con un
abrigo de pieles si se estuviera muriendo de frío en la nieve. El pobre oso estaba muy triste y se
sentía muy solo. No sabía qué hacer.

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

Pero de repente se levantó y cruzó la espesa nieve camino de la cueva. El interior era acogedor
y confortable. El viento helado y la nieve, helada, no conseguían entrar. Sentía calor en todo
su cuerpo.

Se dejó caer sobre un lecho de ramas de pino, se durmió enseguida y tuvo sueños felices.
Tal como lo hacen los osos cuando invernan.

Y aunque el CAPATAZ, el GERENTE, el TERCER VICEPRESIDENTE, el SEGUNDO VICEPRESIDENTE,
el PRIMER VICEPRESIDENTE, el PRESIDENTE, los OSOS DEL ZOOLÓGICO y los OSOS DEL CIRCO
habían jurado que era un hombre, tonto, sin afeitar y con un abrigo de pieles, yo sospecho
que él no se lo creyó, ¿no crees? No, desde luego que no. Sabía que no era un hombre tonto.
Y también sabía que tampoco era un oso tonto.
1

  • 1El oso que no lo era de Frank Tashlin (Mineola, NY: Dover Publications, Inc., 1995). Textos e imágenes reproducidos con autorización de Dover Publications.

Credit:
Illustration by Frank Tashlin

A Class Divided

Third-grade teacher, Jane Elliott meets with her former class to discuss the experiment on discrimination she conducted 15 years earlier and the effects it had on their lives. She also gives the lesson to employees of the Iowa prison system.

Preguntas de contexto

  1. Cree un diagrama de identidad para el oso. ¿Qué etiquetas del diagrama representan la forma en la que se identifica? ¿Cuáles representan cómo lo ven los demás personajes del cuento? Cuando termine, cree un diagrama de identidad para usted.

  2. ¿Por qué cree que Frank Tashlin tituló este cuento El oso que no lo era? ¿Por qué los directores de la fábrica no reconocieron al Oso por lo que era? ¿Por qué se volvió cada vez más difícil para el Oso mantener su identidad a medida que avanzaba por la burocracia de la fábrica?

  3. ¿Qué consecuencias sufrió el Oso debido a la forma en que los demás definieron su identidad?

  4. ¿Qué opiniones y creencias tienen un mayor efecto sobre cómo piensa acerca de su propia identidad?

  5. ¿De qué manera afectan nuestras acciones la necesidad de pertenecer a un grupo?¿Por qué es tan difícil que una persona se rebele contra el grupo?

How to Cite This Reading

Facing History & Ourselves, "The Bear That Wasn't," last updated March 14, 2020.

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The resources I’m getting from my colleagues through Facing History have been just invaluable.
— Claudia Bautista, Santa Monica, Calif